Ciertos
rumores de la época acusaban a uno de los hijos de Jean Chastel, Antoine, como
el verdadero instigador de la Bestia. Decían que vivía en una cueva, en el
bosque, apartado del resto de la gente y rodeado de animales salvajes. Algunos
llegaron a considerarlo un brujo.
Cuando Jean Chastel, en compañía de sus dos hijos, mantuvo una extraña disputa en Montchauvet con los guardabosques, Pelissier y Lachenay, los Chastel fueron encarcelados. El propio arcabucero del rey dijo textualmente «No los dejes salir más que cuatro días después de nuestra salida de esta provincia» y se constató que los ataques de la Bestia, mientras los Chastel estaban presos, disminuyeron.
También resulta interesante el hecho de que antes de
que Chastel matara a la Bestia, una amiga íntima de este muriera atacada por el
animal. Este acontecimiento pudo propiciar un cambio de actitud y la decisión
de eliminar a la Bestia definitivamente.
LAS POSIBLES EXPLICACIONES
A parte de aquella que habla de un lobo de gran
tamaño o cruces entre perro y lobo, existen otras más sorprendentes, que me
gustaría comentar en esta segunda parte.
Aunque muchos han desechado esta posibilidad
utilizando un argumento tan arbitrario como «los licántropos no existen»,
considero que esta posición es incorrecta. Como posibilidad hay que tomarla en
cuenta, contrastarla con los datos conocidos, y descartarla si los resultados
no la avalan. Por lo tanto hay dos opciones o caminos para encarar esta
peculiar teoría. Por un lado, la vertiente mitológica, y por otro la vertiente
biológica o médica.
De la primera vertiente, y según numerosas leyendas
extendidas prácticamente por todo el mundo, los licántropos pueden adquirir la
forma de un lobo por espacio de unas horas. Según el cronista medieval Gervase
de Tilburi, esto ocurre durante las fases de luna llena —aunque esto nunca fue
asociado al comportamiento de los hombres lobo, dicha periodicidad permite
contrastar esta teoría con los datos— Si un licántropo hubiera perpetrado los
ataques, éstos habrían aumentado de intensidad durante dichas fases lunares, y
no en cualquier momento del año. Por lo
que contrastando las fechas de los ataques, con el calendario lunar
correspondiente, se puede llegar a la
conclusión de que no hay una correlación entre los asesinatos y las fases de
luna llena.
La teoría del licántropo mitológico no se sostiene y
debe ser descartada (para el alivio de numerosos investigadores).
La segunda vertiente, la de tipo médico, podría
encuadrarse perfectamente en el grupo de los posibles asesinos oportunistas o
de un asesino en serie, que analizaré más adelante. Pero por sus puntos en
común con este apartado, creo que es preferible explicar aquí la enfermedad de
la licantropía y sus consecuencias.
La licantropía clínica es una rara afección psiquiátrica, en la que el paciente está convencido puede transformarse en un animal. La enfermedad es más conocida como «Teriantropía» y el tipo de bestia en la que se transforma el afectado, varía dependiendo de la educación que haya recibido (el animal es diferente dependiendo de la cultura local).
Sin embargo gracias a la información recopilada, se
puede afirmar que en algunas ocasiones, fue un animal el que atacó a las
víctimas, mientras que la intervención humana es más bien oportunista, y se da
antes de la intervención animal, la cual parece ser que en ciertos momentos se
dio postmortem.
Otra explicación, menos ortodoxa, es el tráfico de
animales exóticos.
Antoine Chastel, había pasado un tiempo en el norte
de África, y se dice que tenía buena mano con los animales, por lo que podría
tratarse en realidad de un traficante. En ese caso pudo haberse llevado con él
leones, tigres o hienas. La pregunta es ¿había algún comprador potencial en la
región? Algunas informaciones apuntan a que existía en el Gevaudan, un noble
que criaba leones y tigres en los jardines de su palacio, y cabe la posibilidad
de que no fuera el único.
Los tres depredadores que más parecido guardan con la bestia, en sus actitudes de caza, la iconografía y características físicas, son el león, el tigre, y la hiena. Existe también la posibilidad de que se tratara de un animal procedente de las américas, como el puma.
Pero las imágenes de la Bestia no terminan de casar con ninguno de los animales descritos, por lo que parece ser que no hubo una sola Bestia, sino varias. Los ataques se llevaron a cabo en ocasiones a distancias imposibles de cubrir por el mismo espécimen, por lo que es probable que la persona que hizo el dibujo, recibiera información de distintos depredadores y unificó los elementos más característicos de los mismos en el mismo dibujo. Esto era algo muy común en la antigüedad, (ej. quimeras o esfinges) por lo que no resulta descabellado.
CONCLUSIÓN
Tanto si el deseo de
los verdaderos culpables era provocar una revolución, como si no, está claro
que las bases de la revolución francesa se fueron asentando a lo largo del
reinado de Luis XV, donde todos los sucesos anteriormente mencionados fueron
acumulándose, ejerciendo cada vez más presión sobre la población.
Las redes criminales y
de distintas clases de tráfico, eran fuertes y estaban muy bien organizadas, y
sus conexiones se pueden atestiguar incluso a nivel internacional.
Los círculos eclesiásticos, ante la nueva corriente ilustrada, se sintieron amenazados y aprovecharon la ocasión para atraerse a los campesinos en la medida de lo posible, aprovechándose de los asesinatos. La gente rural era más fácil de manipular que la gente de la ciudad.
Los asesinos
oportunistas, a quienes en otras circunstancias no les habría sido posible
llevar a cabo sus actos, se sirvieron del caos y la histeria reinantes para dar
rienda suelta a sus deseos más siniestros.
La participación de las familias nobles de la zona, parece clara, hasta cierto punto, con distintos niveles de implicación, siendo la familia Chastel y la de los Morangiès, las que gozaron de mayor protagonismo.
Tanto si las ambiciones
albergadas por los implicados eran de tipo económico, político, o personal,
parece ser, que tal y como dijo Cervantes, “pocas o ninguna vez se cumple con
la ambición que no sea con daño de tercero”, y eso fue exactamente lo que
sucedió en la región del Gévaudan.
En cuanto a la Bestia o
las Bestias, es preciso señalar que eran solo un cierto número de animales,
utilizados como arma o instrumento para causar el terror. Las verdaderas
bestias, eran humanas.
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