Hoy en día cuesta creer en la existencia de animales de gran envergadura que aún no hayan sido descubiertos por la ciencia.
Cuando
se habla de criptozoólogos, mucha gente se imagina que solo se encargan de
buscar pistas de la existencia de Bigfoots, Yetis, monstruos lacustres, o
incluso seres peludos o escamosos, dientes afilados y rasgos deformes. Muy
pocas personas de a pie saben si quiera lo que es la Criptozoología, y otras la
tildan de disciplina pseudocientífica (algo que, considerando los métodos
utilizados en sus investigaciones, dista mucho de ser cierto). Animales como el
celacanto, el Okapi o el calamar gigante habían permanecido parcialmente
ocultos y aun así, resultaron ser reales.