Hoy en día cuesta creer en la existencia de animales de gran envergadura que aún no hayan sido descubiertos por la ciencia.
Cuando
se habla de criptozoólogos, mucha gente se imagina que solo se encargan de
buscar pistas de la existencia de Bigfoots, Yetis, monstruos lacustres, o
incluso seres peludos o escamosos, dientes afilados y rasgos deformes. Muy
pocas personas de a pie saben si quiera lo que es la Criptozoología, y otras la
tildan de disciplina pseudocientífica (algo que, considerando los métodos
utilizados en sus investigaciones, dista mucho de ser cierto). Animales como el
celacanto, el Okapi o el calamar gigante habían permanecido parcialmente
ocultos y aun así, resultaron ser reales.
De
modo que si ya es difícil aceptar la existencia de animales desconocidos más
grandes que un perro, hablar de criaturas depredadoras o miembros evolucionados
de una especie de dinosaurio volador como el Pterodáctilo o el Pteranodonte,
implica saltar al vacío sin paracaídas.
Sin
embargo, y contra todo pronóstico, parece que hay algo de verdad en las
historias que circulan por distintos medios de comunicación. Pruebas fotográficas,
numerosos avistamientos, y piezas con imágenes sorprendentes.
Entre
los testimonios más llamativos, podríamos destacar los siguientes, que aparecen
en el libro Criptozoología al límite:
Solo
unos días después, no muy lejos de allí, en la localidad de Brownsville, otro
granjero llamado Alverico Guajardo observó a la criatura a la luz de los faros
de su coche. Parecía un murciélago con las alas plegadas, un pico de 80 cm y
ojos rojos. Emitía un sonido gutural bastante siniestro.
El
pájaro fue visto también por tres profesores de bachillerato, que lo
identificaron como un Pteranodonte.
Años
más tarde, en 1982, el técnico de ambulancias James Thompson tuvo ocasión de
ver al animal, cuya piel parecía áspera, dura y oscura. Él dijo que se parecía
a un Pterodáctilo.
Y son
solo algunos ejemplos. Desde Perú hasta Rusia y desde Inglaterra a España, se
registran casos similares a los mencionados. ¿Estamos realmente ante un
dinosaurio que presuntamente se extinguió hace 150 millones de años? ¿O se
trata de otro animal? ¿Quizás ese que llaman Thunderbird, o ave de Trueno?

En
esta ocasión dicha ave tenía plumas negras, cuello largo y grueso con dos
anillas blancas. Su carácter era agresivo (una de ellas perpetró un ataque a un niño de diez años, Marlon Lowe, en Illinois) y medía unos dos metros y medio de
envergadura.
Sin
duda, el caso más sorprendente (o quizás debería decir exagerado) fue el
presunto derribe de una de estas criaturas por parte de unos rancheros de
Arizona. Decían que se asemejaban a un caimán con alas y una cola, y que medía
la friolera de 28 metros de largo y 49 de envergadura. Casi nada…
Desde
mi punto de vista, los testimonios más fiables son los primeros, ya que
coinciden en muchos puntos y regiones. Pero ¿existen más pruebas de la
existencia de estos dinosaurios? En cuanto a archivos visuales podríamos citar
el programa Monster Quest, episodio
1x04 (El Pájaro de Trueno) y 3x15 (Monstruos Voladores).

¿Hubo
en Perú una «reserva» donde pudieran
haberse refugiado algunos supervivientes de la caída del meteorito que destruyó
a los dinosaurios? ¿Una especie de «Valle Encantado» que ahora ya no existe? Es
una teoría interesante, pero tan fantástica y poco rentable para la
civilización moderna, que probablemente seguirá acumulando polvo. Al menos
hasta que alguien capture algún ejemplar vivo y lo muestre al mundo (algo que
tampoco me parece aceptable, teniendo en cuenta la cantidad de cazadores
furtivos que hay y los pocos escrúpulos que tienen). Porque, por desgracia, esa
sería la consecuencia final de las investigaciones. Si no se han extinguido,
los humanos se encargarán de acabar con ellos (y si no, que se lo pregunten a
los gorilas de Espalda Plateada, al Rinoceronte de Java o al Elefante asiático).
Dicho
esto, parece que estos animales tienen costumbres migratorias y probablemente
haya diferencias sustanciales de unos a otros. Quizás ni si quiera sean iguales
a sus antecesores, sino que hayan evolucionado con el tiempo.
Supongo
que tendremos que sentirnos agradecidos por el hecho de que algunos ya estén
practicando para cuando los Pterodáctilos se unan a la lista de animales
redescubiertos por la ciencia.
Para
terminar, me gustaría añadir este fragmento de la famosa película Jurassic Park:
(...) Salvo por el aire, que fluye con libertad,
todo lo que hay en este parque se hizo con el propósito de que permaneciera
aislado. Nada entra, nada sale. Los animales que se exhiben aquí no deben
mezclarse con los ecosistemas más grandes de la Tierra. Nunca han de escapar. (...)
sencillamente no se puede conseguir.
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