Cuando empiece
a olvidar cosas,
prende mi pira funeraria
y arrójame a ella. Viva o muerta.
(Frase de Livia en Yo, Claudio. Robert Graves)
Siempre han existido mujeres influyentes
que de una manera o de otra se las han apañado para dejar su huella en la
historia, a pesar de las dificultades. Algunas destacaron
por su belleza o su ingenio, como Cleopatra, otras por su intelecto, como
Hipatia de Alejandría, la princesa Enheduanna o Marie Curie, otras por su
conexión con la divinidad o sus conocimientos teológicos, como Juana de Arco o
Santa Teresa de Jesús, y por último, una minoría que brilló debido a sus dotes
de manipulación y su frialdad, unidas a su habilidad para ganarse el amor del
pueblo o su capacidad estratégica y militar, como la reina Boudica o la Sultana
Kösem. Primero estaban todas estas mujeres…y luego estaba Livia Augusta,
emperatriz de Roma, que se merece un análisis aparte.