El miedo a las enfermedades o a las
plagas es quizás uno de los temores con más fundamento de la historia de la
humanidad. De hecho, algunas fueron tan virulentas que estuvieron a punto de
erradicar a la especie humana. Pero no todas las plagas y epidemias fueron provocadas
por microbios. A lo largo de la historia se han documentado casos raros,
inexplicables o descabellados que nada tienen que envidiar a las modas locas de
Youtube y a otra serie de prácticas que parecen haber afectado a una buena
parte de la población mundial.
Una epidemia es, según la RAE, un mal
o daño que se expande de forma intensa e indiscriminada. Una plaga puede
incluir también a las epidemias, pero es más bien la «abundancia de algo nocivo»,
que puede asociarse a la aparición masiva de seres vivos con efectos negativos,
calamidades y otra serie de daños a una escala desproporcionada e
incontrolable.
Muchos médicos e investigadores han
consagrado su vida a la búsqueda de explicaciones y soluciones a esta clase de
problemas, pero aún existen verdaderas incógnitas sobre epidemias que en
apariencia carecen de toda explicación lógica y también, de cura. Algunas desde cierto punto de vista resultan incluso graciosas…otras, ya no tanto.
Entre esas plagas misteriosas se
pueden citar desde invasiones de animales hasta epidemias de baile.
Pero comencemos con las más famosas: Las de la Biblia.
Las plagas bíblicas: Las diez plagas de Egipto y las hemorroides de los filisteos
Aunque la versión religiosa y la
científica siguen en pie de guerra, no se puede negar la espectacularidad de estas
plagas, y tampoco su capacidad de destrucción.
Ya fuera debido a la ira divina o a
las consecuencias de una erupción volcánica, la sucesión de acontecimientos que
atormentaron a los habitantes de Egipto fueron las siguientes:
La primera plaga: «Y se cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se harán
sangre»
El agua se transformó en sangre. La
consecuencia de esto fue la muerte de los seres vivos que habitaban en el río y
una pestilencia sin precedentes que afectó a todo el país.
La segunda plaga: «Y si no lo quisieres dejar ir, he aquí que yo castigaré con ranas»
Y una ingente cantidad de ranas salió
del río y otras fuentes de agua, e infestó los hogares egipcios.
La tercera plaga: «Todo el polvo de la tierra se volvió piojos. Y hubo piojos tanto en los hombres como en las bestias.»
Y los piojos se cebaron con todo
bicho viviente de Egipto.

Pero Dios se sentía generoso y no
solo les envió moscas, sino enjambres de insectos con capacidad para provocar
verdaderos daños. Entre ellos, tábanos.
La quinta plaga: «y murió todo el ganado de Egipto»
Dios envió una peste sobre vacas,
burros, bueyes, ovejas etc.
La sexta plaga: «…producirá sarpullido con úlceras en los hombres y en las
bestias»
Y esta enfermedad cutánea causó
numerosas muertes, entre ellas la de varios sacerdotes egipcios que no pudieron
hacer nada para curarse de aquel mal.
La séptima plaga: «Hubo, pues, granizo, y fuego mezclado con el granizo, tan
grande, cual nunca hubo en toda la tierra de Egipto»
Y el granizo destrozó las cosechas,
hirió a los animales y a las personas e hizo caer los árboles.
La octava plaga; «mañana yo traeré sobre tu territorio la langosta, de
modo que no pueda verse la tierra»

La novena plaga: «haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera
las palpe»
Después de ocho plagas Dios debía
tener la paciencia en estado crítico y se guardó “lo mejor” para el final. Una
plaga de oscuridad se cernió sobre Egipto hasta el punto de que la gente podía
sentirla de forma física.
La décima plaga: «y morirá todo primogénito en tierra de Egipto. Y habrá
gran clamor cual nunca hubo, ni jamás habrá»
La última plaga, con la que Dios
aseguró que el Faraón echaría a los Israelitas de Egipto acabó con la vida de
todos los primogénitos tanto hombres como bestias y, aunque el Faraón cedió, su
ira lo empujó a perseguir a los hebreos y su ejército fue sepultado por las
aguas.
Las hemorroides de los filisteos

Plagas no bíblicas: Invasiones de
animales
Aunque parezcan sacadas de un libro
sagrado, las siguientes plagas no tuvieron un origen religioso. Más bien fueron
la consecuencia de la intervención humana en el territorio, y su mala costumbre
de introducir especies nuevas.
La invasión de los camellos
Creo que he visto un maldito conejo…¿o
eran cientos?

París, la ciudad del amor…y de los
mosquitos

Las ratas no son lo peor
A finales del siglo XIX, en Jamaica,
una plaga de ratas asolaba los campos. Hartos de la situación, los jamaicanos
resolvieron introducir mangostas en sus cultivos, para ver si así solucionaban
el problema.

¡La marabunta! Ah, no…que solo son
millones de ardillas.

hola! pero que entrada mas lograda, nosotras somos dos y parecemos plaga porque volamos a todos lados y ahora te llevamos!! gracias y felicitaciones por el trabajo, saludosbuhos
ResponderEliminarHola! Me alegro de verte por aquí. O de veros. No sabía que erais dos. La verdad es que lo pasé genial escribiendo esta entrada. Estoy preparando la segunda parte (porque todavía me quedan algunas epidemias rrrraras rrrraras en el tintero que se merecen una mención aparte). Y a ver si puedo pasarme también por otros blogs, que últimamente no me da tiempo a naaada. ¡Un abrazo! Nos leemos.
ResponderEliminarHolaa, muchas gracias por tan interesantes datos, mira que uno no se pone a pensar en los animalillos y cómo algunos mantienen el balance, el precario balance, que si acaso se mueven un poco pues todo lo demás cae, como el de las ratas y las mangostas, aunque no me gusten nada las ratas :P En fin, que también viví una invasión de conejos, pero eran lindísimo :D
ResponderEliminar¡Beesos! :3
Broceliande16 de agosto de 2018, 14:51
EliminarY casi siempre es el ser humano el que la lía introduciendo especies que no debe.Nuestro problema es que siempre creemos que podemos hacer las cosas mejor que la madre naturaleza y claro, luego llega la venganza...¡gracias por pasarte! ¡Un abrazote!